La era de la información no solo ha llegado ya, sino que ya lleva un buen tiempo entre nosotros. Casi sin que nos demos cuenta, las nuevas tecnologías han construido todo un escenario interactivo en el que la inmediatez ha ido de la mano de las cifras titánicas. Ahora, gracias a Internet podemos acceder a infinidad de servicios tales como la compra de productos, el consumo de contenido audiovisual, el acceso a noticias y una infinidad más de posibilidades.
Pero, sin duda alguna, lo que más está consiguiendo este boom digital es algo que ya se conoce como la democratización de la cultura. Todo usuario que tenga interés puede acceder a infinidad de fuentes de información para aprender sobre cualquier materia que le resulte interesante. De hecho, es el campo de la historia el que más se ha beneficiado de esto, ya que las barreras que podía haber antes para «empaparse» de esta han desaparecido por completo.
En la actualidad, se puede acceder a infinidad de reseñas históricas en grandes portales especializados como Curiosfera, National Geographic y, como no, la siempre útil Wikipedia. Claro está, y en la web sobre historia en la que estás ahora mismo mientras lees este texto. El acceso a la información en este contexto es brutalmente sencillo, y casi imperceptible. Lo tenemos ya tan asumido que no nos damos cuenta del potencial de todo lo que ofrece la red de redes en esta materia.
De las bibliotecas a las webs
Solo hay que hacer una pequeña comparación con lo necesario hace una década para darse cuenta del enorme cambio que hemos sufrido en lo referente al acceso a la información, y más aún a la información relacionada con la historia. Hace diez años, cualquier trabajo de documentación o incluso cualquier trabajo académico relacionado con esta materia exigía ir en busca de cientos de libros para comparar y extraer información. Ahora, en cambio, lo que hacen falta son cientos de segundos para ir buceando entre páginas webs.
En Internet han aparecido numerosos portales, como ya hemos mencionado, en los que se aúna todo lo que el usuario pueda imaginar sobre historia. Ya no solo abordándolo desde el prisma de las reseñas, sino también de la documentación más pura y dura. El límite de información histórica disponible en la red es prácticamente ilimitado, y eso hace que este ecosistema sea especialmente atractivo para cualquier con un mínimo de interés en la materia.
Un par de pulsaciones en tu teléfono móvil mientras estás en el sofá, unos cuantos clics en tus portátiles mientras vas en el tren… Lo mejor de este nuevo escenario en el que nos toca mover ficha es que no tiene límites ni temporales ni de localización. La democratización de la información trata precisamente de eso, de permitir que cualquiera puede acceder a los datos que necesita sin importar ni el lugar ni la hora. No importa cuándo quieras informarte sobre un evento histórico, siempre podrás hacerlo si sabes buscar en la red.
El problema de la desinformación
A pesar de que hay toneladas de información relacionada con la historia, en internet ha aparecido un problema mucho menos usual en libros. La democratización de la que antes hablábamos no solo implica al acceso a la información, sino también a la publicación de la misma. Cualquiera puede publicar reseñas históricas, tesis o artículos sobre cualquier asunto relacionado con la historia o cualquier otra temática. ¿El problema de esto? Que puede surgir la desinformación.
El cambio de matices en relación con determinados acontecimientos o, directamente, el uso de la mentira para modificar eventos con el fin de sacar partido de ellos. Existen muchos motivos que pueden llevar a esto, y son precisamente lo que ha hecho que, desde hace un lustro hasta ahora, haya que andarse con más cuidado con la información de la red. Sigue siendo igual de útil, pero ahora, más que nunca, hay que asegurarse de comprobar que es verídica.
Algo en lo que la contrastación sigue siendo igual de efectiva. A pesar de la aparición de este problema, internet sigue ofreciendo soluciones para ello. Por eso, los usuarios tan solo tienen que hacer un par de búsquedas más para poder comprobar la información a la que tienen acceso y asegurarse de que es veraz. Sí, es cierto que es un nuevo tipo de inconveniente, pero las herramientas para sortearlo son tan efectivas que su problema es prácticamente nimio.
Un escenario prometedor para la documentación y la información
A pesar de las pequeñeces que pueden colocar baches, el camino que dibuja internet de cara a la documentación histórica es realmente positivo. Tanto es así que, en la actualidad, cada vez se acude más a la red para informarse sobre prácticamente cualquier cosa. Hay quienes pueden seguir desplazándose a bibliotecas para aspectos más concretos, pero el entorno digital está creciendo tanto que, prácticamente, abarca todo lo que pueda explicar cualquier libro existente.
Un mundo de posibilidades y facilidades, a un par de clics. Puede que esa sea la mejor forma de explicar lo que la red de redes está haciendo por nosotros a día de hoy y, sobre todo, para los que buscan informarse. Se acabaron los desplazamientos y las horas y horas hojeando páginas, ahora todo se puede hacer con tan solo desplazar el dedo por esos pequeños teléfonos que llevamos con nosotros. Ahora cualquiera puede aprender todo lo que necesite sobre historia fácilmente.
Jose Palanca
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