En la entrada de hoy se explicará la situación política de Italia en la Baja Edad Media, durante los siglos XIII y XIV. Para que se comprenda mejor la compleja situación política existente en la península itálica se adjunta un mapa. El mapa será de naturaleza política y reflejará la situación política de la península itálica en un periodo concreto a finales de la Edad Media. En él se aprecia gráficamente los diferentes estados existentes en la segunda mitad del siglo XIV en un territorio que engloba la península itálica, la costa Adriática y las islas de Córcega, Cerdeña y Sicilia. Con el mapa se podrá observar mejor los diversos estados existentes y se podrán conocer los hechos más relevantes que se produjeron en la Italia de los siglos XIII y XIV, cómo se llegó a esa situación y qué importancia tuvo en la evolución histórica posterior.
Mapa. Italia en la Baja Edad Media
Características generales de Italia en la Baja Edad Media
El primer rasgo que destaca en el mapa es la multitud de estados independientes existentes en la península itálica, que no deja de ser un territorio de escaso tamaño. En él se observa una división general en tres partes principales:
- La zona Sur (incluyendo las islas de Sicilia y Cerdeña), donde se encuentra el Reino de las Dos Sicilias perteneciente a la Corona de Aragón. También se observa de forma solitaria la ciudad de Benevento, que forma parte de los Estados Pontificios.
- La zona central perteneciente a los Estados Pontificios.
- La zona Norte, donde se encuentran las repúblicas marítimas de Venecia y Génova, así como otras ciudades-estado como Milán, Florencia, Siena o Turín.
Asimismo, se observa la dominación de las repúblicas marítimas fuera de su ámbito territorial peninsular, como los territorios venecianos en la costa Adriática, destacando las ciudades de Splitz y Caffaro; y la isla de Córcega, perteneciente a la república marítima de Génova.
Este mapa muestra claramente la falta de un poder unificador de la península, que trae como consecuencia una profunda fragmentación política de dicha península al final de la Edad Media. Después de los últimos intentos de intervención de emperadores alemanes en Italia a principios del siglo XIV, el poder imperial desapareció completamente de este ámbito geográfico. Teóricamente, el Norte y el Centro de la península seguían formando parte del Sacro Imperio, pero en la práctica eran territorios completamente independientes a nivel político. La autoridad imperial en Italia durante el siglo XV sólo sirvió para legitimar determinadas jefaturas políticas en las ciudades-estado del Norte y del centro de Italia.
Situación política en el Norte de Italia
En la zona Norte, tras la desaparición del poder imperial alemán, la mayor parte de las ciudades italianas de la zona septentrional se convierten en políticamente independientes. Su forma de gobierno inicial fue la comuna, constituyendo cada una, una pequeña república, donde irá siendo controlada progresivamente por una oligarquía de grandes mercaderes y financieros.
Sin embargo, es una situación de gobierno muy inestable, por lo que el control de muchas ciudades-estado de Italia septentrional pasó de gobiernos comunales oligárquicos a señorías dinásticas, a veces surgida de los condottieri, comandantes de compañías de mercenarios que luchaban para un estado. Los señores fueron tomando posiciones gradualmente y utilizaban su riqueza y habilidad política para acceder al poder, y una vez en él, legitimarlo y establecer un derecho hereditario de gobierno, cultivando el prestigio a través de alianzas matrimoniales, patronazgo artístico o títulos del emperador o del Papa, comprados previo pago.
La única excepción fue Venecia, donde el régimen republicano se preservó de forma estable gracias al buen gobierno de la oligarquía mercantil que la gobernaba.
Situación política en el centro de Italia
En la zona centro de Italia, el papado se había convertido en la fuerza política principal y en 1278, el emperador electo Rodolfo de Habsburgo había cedido Ferrara, Bolonia y las ciudades de la Romaña a los Estados Pontificios. A partir de esa fecha, una serie de papados breves posibilitó el debilitamiento de la autoridad papal en la región que no pudo ser ya recuperada y que fue causa del traslado de la corte de Aviñón en 1307 ante la imposibilidad de pacificar el Estado Pontificio.
La larga estancia pontificia en Aviñón durante el siglo XIV y el Cisma de Occidente provoca que a principios del siglo XV, los Estados Vaticanos se encuentren políticamente muy desorganizados y desarticulados a pesar de la intervención del cardenal Gil de Albornoz a mitad del siglo XIV para intentar restablecer el control pontificio de la zona. Tras el final del Cisma, los papas del siglo XV se dedicaron a una labor de reconstrucción de su control efectivo sobre los Estados Pontificios.
Situación política en el Sur de Italia
Finalmente, en el Sur, al final de la Baja Edad Media, se encontraba el Reino de las Dos Sicilias, gobernado por la corona de Aragón. Formalmente el Sur de Italia era una monarquía vasalla del Papa de Roma, aunque en la práctica los reinos que se formaron allí gozaban de bastante independencia política. Esta zona Sur de la península italiana había gozado de la soberanía del Sacro Imperio hasta que lo perdió a mitad del siglo XIII tras las batallas de Benevento y de Tagliacozzo y la muerte de los últimos herederos Hohenstaufen, Conradino y Manfredo.
En 1268, el Sur de Italia y Sicilia pasa a poder de Carlos de Anjou, con el beneplácito del papado, que propició que se le cediera al papado la ciudad de Benevento, que aun conservaría el Papado a finales de la Edad Media. La dinastía de Anjou seguiría gobernando el Reino de Nápoles hasta el siglo XV, pero Sicilia pasó a manos de Pedro III de Aragón tras la Guerra de las Vísperas sicilianas entre angevinos y aragoneses, que empezó el 30 de marzo de 1282 cuando las ciudades sicilianas se levantaron contra los franceses hartos de la política centralizadora y fiscal de los Anjou.
El Reino de Aragón conseguirá finalmente tener el control del Sur de Italia y de las islas tras la cesión por parte del Papado de la isla de Cerdeña en 1297 y la definitiva conquista del Reino de Nápoles por parte de Alfonso V el Magnánimo en 1443 acabó por configurar el panorama político del Sur de Italia a finales de la Edad Media.
Situación política en la península itálica a finales de la Edad Media
Tras la conquista del Reino de Nápoles por el Reino de Aragón, en el Sur y el centro de Italia se disponía de una cierta situación de equilibrio político y territorial. Pero en las ciudades-estado del Norte, los enfrentamientos habían sido continuos en busca de conseguir una hegemonía de una ciudad respecto a otra, buscando un intento de control en su entorno territorial, del que saldrán ganando las ciudades más poderosas, como Milán, Génova, Florencia, Siena o Módena.
Así pues, los estados italianos continuaban luchando duramente entre sí sobretodo en la primera mitad del siglo XV. A mediados de la centuria, se conseguirá alcanzar un equilibrio de fuerzas entre los estados, que posibilitó llegar a un acuerdo de paz general en Lodi en el año 1454. A partir de entonces se tendrá una cierta situación de equilibrio en la península itálica, de relativo respeto al “statu quo” entre los principales estados italianos durante dicho periodo, el cual se romperá solamente a finales del siglo XV debido al intervencionismo extranjero por parte de Francia y España.
Importancia del conocimiento de la península itálica en la Baja Edad Media
El panorama que nos deja Italia a finales de la Baja Edad Media será importante debido a que marcará el futuro de la península italiana en los siglos siguientes. Mientras que en la Baja Edad Media, se iban formando los estados nacionales, como Francia y España, Italia todavía seguía muy fragmentada entre sí no existiendo ninguna política ni fuerza unificadora.
En situación parecida se encontraba el Sacro Imperio, con multitud de estados y que llegó muy fragmentada a los inicios de la Edad Moderna. Ambos estados, Alemania e Italia, no se unificarán hasta el siglo XIX, lo que denota la importancia del conocimiento de la situación política italiana durante la Edad Media.
Desde la caída del Imperio Romano, la península italiana no había vuelto a estar bajo una sola fuerza política y por ella pasaron desde ostrogodos a aragoneses, pasando por normandos, angevinos, bizantinos,… , lo que repercutirá incluso en la Italia actual, que aunque unificada, aun conserva grandes diferencias entre las ciudades el Norte y el Sur. Asimismo, se encuentra aun restos de esos estados bajomedievales como el pequeño estado de San Marino y la Ciudad del Vaticano, heredera de los Estados Pontificios.
Para finalizar, señalar la expansión aragonesa hacia el Mediterráneo durante finales de la Edad Media, que convertirá en potencia mediterránea a España durante la Edad Moderna. Italia será el campo de batallas entre dos de las más grandes potencias europeas, Francia y España, continuando con el intervencionismo europeo en la península itálica, presente durante toda la Edad Media y la Edad Moderna.
Bibliografía
Donado Vara, Julián Y Echevarría Arsuaga, Ana. La Edad Media, siglos V-XII. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, S.A.
Echevarría Arsuaga, Ana Y Rodríguez, José M. Atlas Histórico de la Edad Media. Madrid. Editorial Universitaria Ramón Areces
Hearder, Harry. Breve historia de Italia. 2009. Ed. Alianza.
Jose Palanca
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