La batalla de Farsalia

El 9 de agosto del año 48 a.C. se produjo la batalla de Farsalia, en Grecia. Fue una batalla decisiva que enfrentó a los dos grandes generales romanos de la época: Julio César y Pompeyo Magno. Una batalla entre romanos que se produjo durante la Segunda guerra civil de la República de Roma, dentro del período clasificado como historia Antigua. La ventaja numérica era de Pompeyo Magno, pero Julio César demostró su talento y, con la ayuda de sus veteranas legiones, venció. La victoria resultó decisiva para que Julio César obtuviera el poder en Roma, liquidando prácticamente a la República y sentando las bases del Imperio romano.

Resumen sobre la batalla de Farsalia

¿Qué fue la batalla de Farsalia? Fue una batalla que enfrentó a dos ejércitos romanos, liderados por Julio César por un lado y Pompeyo Magno por el otro lado.

¿Cuándo fue la batalla de Farsalia? Ocurrió el 9 de agosto del año 48 a.C en el marco de la Segunda Guerra Civil de Roma, en el período tardorrepublicano.

¿Dónde ocurrió la batalla de Farsalia? En una llanura en las inmediaciones de Farsalo, situada en la región de Tesalia (Grecia).

¿Quién ganó la batalla de Farsalia? Ganaron las tropas de Julio César.

¿Cuáles fueron las consecuencias de la batalla de Farsalia? La victoria de César obligó a Pompeyo Magno a huir a Egipto, donde fue asesinado. Con la batalla, Julio César consiguió consolidar su poder en Grecia y eliminar a un poderoso enemigo en la guerra civil.

Antecedentes. Contexto histórico

En el año 50 a.C. Julio César había conquistado la Galia, un territorio dos veces mayor que Italia y con unos 5 millones de habitantes. Toda una proeza militar de la que hoy en día todavía se habla y se estudia. Pero volvamos a unos años antes.

Julio César, Pompeyo Magno y Craso habían formado en el año 60 a.C. el primer triunvirato, una alianza entre estos tres romanos para gobernar la República Romana y luchar por sus intereses personales frente a la oligarquía senatorial. Al inicio tuvieron éxito, pero todo se empezó a torcer cuando Pompeyo vio con temor como César iba ganando poder y popularidad.

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Figura 1. Bustos de los componentes del primer triunvirato; Julio César, Craso, Pompeyo. Autor: Andreas Wahra, Diagram Lajard. Fuente: Wikimedia Commons

En el año 54 a.C. fallece la mujer de Pompeyo, que era hija de Julio César, desapareciendo la alianza militar. En el año 53 a.C. Craso perece en la batalla de Carrhes, en Siria, contra los partos. El triunvirato finalizó con la muerte de Craso y Pompeyo realizó maniobras políticas para menoscabar el poder de César. Pompeyo consiguió que le concedieran un ejército para gobernar la provincia de Hispania. Pero en lugar de ir hacia la provincia, permaneció en Italia, dejando el gobierno de sus provincias en manos de legados.

Volviendo al año 50 a.C., César era un héroe entre los romanos, un conquistador. Pero César necesitaba recuperar poder en Roma tras estar ausente casi una década. Quería acceder al consulado ante de que concluyera su mandato en la Galia en el 50 a.C. Pero la ley no permitía que pudiese acceder antes del 48 a.C. (aunque esa ley no se había cumplido con Pompeyo). El Senado le presionó para que abandonara sus legiones y el gobierno de sus provincias, ya que había expirado su mandato. Tampoco podía cruzar con sus ejércitos a la provincia de Italia.

Julio César tomó una decisión. En el año 49 a.C. entró en la provincia de Italia con sus legiones, atravesando el río Rubicón. Era esta una decisión que provocaba un enfrentamiento militar. Empezaba la Segunda Guerra Civil romana.

Los inicios de la Segunda Guerra Civil Romana.

 Pompeyo Magno se erigió en el general defensor de la república frente a Julio César. Pero cuando este cruzó el Rubicón Pompeyo estaba en inferioridad militar, por lo que huyó, junto con gran parte del Senado de Roma, a Grecia, donde podía reforzarse para enfrentarse a su enemigo.

Mientras tanto, Julio César ocupó la provincia de Italia. Como la Galia la tenía asegurada al tener sus apoyos allí, se dirigió a Hispania. En Hispania se enfrentó a Afranio y Petreyo, dos de los legados de Pompeyo en la provincia, ganándoles en la batalla de Ilerda. Posteriormente venció al otro legado de Pompeyo que quedaba en Hispania, Terencia Varrón. A finales del verano del año 49 a.C. Julio César había obtenido el control de Hispania.

Julio César regresó a roma y fue nombrado dictador. En el occidente romano tenía todo el control a excepción de la provincia de África. Era el momento de enfrentarse de forma directa a Pompeyo, que se había hecho fuerte en las cosas del Epiro y de Iliria.

En el 48 a.C. César se embarcó hacia Grecia desde Brundisium, desembarcando el 5 de enero en Palaeste, situado en las proximidades de Apolonia. Tras el período invernal y recibir refuerzos de tropas enviadas por Marco Antonio, Julio César asedia Dirraquio, donde estaban las tropas pompeyanas. Pero César sale derrotado y se ve obligado a retirarse, huyendo hacia Tesalia.

En Tesalia Julio César consigue reunir tropas que había enviado a otras regiones. El 1 de agosto de 48 a.C., las tropas de César acampan en la llanura de Farsalia. Las tropas de Pompeyo llegan el 5 de agosto. El enfrentamiento militar directo era inminente.

Ejércitos enfrentados

Las tropas de Julio César

Cayo Julio César disponía de 9 legiones (80 cohortes), que hacían un total de 22.000 hombres.

Cada cohorte de Pompeyo tenía aproximadamente 275 hombres, la mitad de sus efectivos normales. Esto fue así para hacer frente a la amplitud de las tropas pompeyanas. Si no quería verse desbordado debía estirar líneas, disminuyendo el número de soldados por cohorte.

César también dispuso sus tropas en la formación triplex acies, también con división vertical y al mando de tres subordinados. En el ala derecha mandaba Sila, disponiendo de la legión X, la mejor unidad de César. Calvino mandaba en el centro. En el ala izquierda mandaba Marco Antonio, teniendo las legiones IX y VIII. Julio César se situó detrás del ala derecha, conociendo la importancia de esta y para controlar mejor su ejecución.

Las tropas de Pompeyo Magno

En Farsalia Pompeyo Magno dispuso de 11 legiones (100 cohortes), que sumaban un total de 47.000 soldados si sumamos las tropas auxiliares. A estas tropas se sumaban siete cohortes de legionarios y tracios, así como auxiliares aliados, custodiando el campamento.

Cada cohorte de Pompeyo tenía aproximadamente 420 hombres, con un frente de 42 hombres. Estas tropas ocuparían unos 3,30 kilómetros de ancho. Juntándolo con la caballería, las tropas pudieron a llegar a ocupar 4 kilómetros de amplitud.

Estas tropas se dispusieron en la clásica formación triplex acies¸ con división vertical al mando de tres subordinados. En el ala derecha estaba Afranio. El centro lo ocupaba Escipión con las veteranas legiones de Siria. El ala izquierda estaba comandada por Enobarbo, que incluía dos legiones que César había dado al Senado justo antes de la Guerra Civil. Pompeyo se situó detrás del ala izquierda para observar y dirigir la batalla.

Los comandantes de los ejércitos

El ejército de Julio César

Cayo Julio César (100 – 44 a.C.). Líder político y militar romano de finales de la República Romana. Era de familia patricia, de la gens Julia. Considerado como uno de los más grandes comandantes militares de la historia de la humanidad. Lideró la conquista de las Galias, de la que dejó constancia en su libro De Bello Gallico. Autor de citas célebres de la historia. Era el líder de su facción durante la Guerra Civil que le enfrentó con las fuerzas republicanas lideradas por Pompeyo Magno.

Marco Antonio (83 – 30 a.C.). Sobrino de Julio César por parte de madre. Se había unido a los ejércitos de Julio César en la Galia en el año 54 a.C. Posteriormente, en el año 50 a.C. ejerció de tribuno en Roma para defender los intereses de su tío. Durante la Guerra Civil fue el segundo al mando del ejército de césar. En Farsalia ocupó el frente del ala izquierda del ejército. Posteriormente, tras la muerte de Julio César, será conocido por formar parte del Segundo Triunvirato, por ser amante de la reina de Egipto Cleopatra y por luchar contra Octavio Augusto por el poder en Roma.

Publio Cornelio Sila (m. 45 a.C.). Político romano, sobrino de Lucio Cornelio Sila, cónsul en 65 a.C. Implicado en la conjura de Catilina, fue defendido con éxito por Cicerón y Quinto Hortensio. Combatió en Farsalia liderando el ala derecha del ejército de Julio César.

Cneo Domicio Calvino. Cónsul en el año 53 a.C. Se unió a Julio César en la guerra civil. Fue uno de los derrotados en África a inicios de esta guerra civil. Después se unió a César en Grecia. Allí realizó una expedición en Macedonia, pero volvió tras la derrota de César en Dirraquio. En Farsalia mandó el bloque central.

El ejército republicano

Cneo Pompeyo Magno (106 – 48 a.C.). Fue un político y general romano. Formó parte del primer triunvirato con Craso y César. En la guerra civil Pompeyo se alió con los optimates, la facción más conservadora y aristocrática del Senado Romano.

Tito Labieno (c. 100 – 45 a.C.). Fue uno de los lugartenientes de César en la guerra de las Galias. Una vez empezada la guerra civil Labieno pasó al bando pompeyano, bien por resentimiento o por lealtad a la República. En Farsalia lideró la caballería.

Quinto Cecilio Metelo Escipión (m. 46 a.C.). Hijo adoptivo de Quinto Cecilio Metelo Pío. Cónsul en 52 a.C. Miembro de los optimates del Senado. Suegro de Pompeyo tras que este se volviera a casar después de la muerte de la hija de Julio César. En Farsalia estuvo al mando del centro, liderando las veteranas legiones de Siria.

Lucio Afranio (m. 46 a.C.). Veterano político y militar que ya había participado en la campaña contra Sertorio en los años 70 a.C. Fue derrotado en Hispania a principios de la guerra civil, en el 49 a.C. Fue perdonado por César a condición de que no volvieran a luchar contra él. Pero no cumplió su palabra y embarcó sus tropas hacia Grecia. Comandó el ala derecha en Farsalia.

Lucio Domicio Enobarbo (m. 48 a.C.). Destacado senador romano; cónsul el 54 a.C. Perteneciente a la facción de los optimates. Luchó contra César en Massilia (Marsella) al inicio de la guerra civil. Tras perder se reunió con las tropas de Pompeyo en Grecia. En la batalla de Farsalia comandó el ala izquierda del ejército pompeyano. Falleció en la batalla.

La batalla de Farsalia

Despliegue de tropas

Pompeyo desplegó sus tropas, más numerosas que las de Cesar, en la clásica disposición de triplex acies, comandadas por los generales comentados anteriormente. En el flanco izquierdo colocó aproximadamente a 6000 jinetes bajo el mando de Labieno.

En el flanco derecho de las legiones colocó a infantería ligera capadocia y seiscientos jinetes del Ponto. A su derecha estaba el río Enipeo. Con ello Pompeyo quizás pensaba que el río inmovilizaba el flanco derecho de César, evitando el posible flanqueo de sus tropas.

Julio César, al ver esta disposición, que ponía en peligro su flanco derecho, retira 6 cohortes de su tercera línea, unos 2.000 hombres, y forma una cuarta línea en la derecha, que la dispone en ángulo oblicuo. César arengó a estas tropas, ya que ese flanco era decisivo para la batalla. Sabía que la caballería tenía difícil pasar a través de una infantería pesada bien formada.

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Figura 2. Disposición inicial de las tropas en la batalla de Farsalia. Autor: TheRazaman. Fuente: Wikimedia Commons

Con los ejércitos en formación, los generales tomaron sus posiciones detrás de las líneas. Ambos iban a caballo y vestían las paludamenta, las capas rojas que empleaban los comandantes en jefe romanos.

El inicio de la batalla de Farsalia

Pompeyo dio la orden de ataque. Su caballería del flanco izquierdo inició su carga. La caballería de César, menos numerosa, responde al ataque, mientras que las dos primeras líneas de su infantería avanzan hacia las legiones pompeyanas.

Pero algo raro pasaba. Las legiones de Pompeyo no se movían de sus posiciones. El general romano había ordenado que todas las líneas permanecieran inmóviles y aguantaran sus posiciones cuando las tropas de César atacaran.

¿Por qué esta decisión de Pompeyo? Posiblemente tenía que ver con la falta de confianza del general hacia los soldados que tenía a su mando, ya que muchos soldados no tenían mucha experiencia militar y temía que se abriesen brechas con las cohortes de soldados más veteranos.

En cuanto vio que las tropas pompeyanas no se movían, Julio César ordenó a sus cohortes que se pararan, que recobraran fuerzas y que se reorganizaran. Algo inaudito. Tras el breve descanso, las legiones de César reanudaron su ataque y atacaron, empezando la lucha.

Las legiones de Pompeyo aguantaron el ataque y no se produjo ninguna ruptura rápida. De momento, el plan de Pompeyo funcionaba. Mientras tanto, también en el flanco izquierdo pompeyano dicho plan transcurría según lo que había previsto Pompeyo.

El ataque de la caballería de Pompeyo

Las tropas de César del flanco derecho se iban abriendo. Por este motivo la caballería del ejército pompeyano se dividió en escuadrones individuales para intentar rodear las tropas del flanco derecho de César. A esta caballería le seguían arqueros y honderos, que podían en cualquier momento lanzar proyectiles contra los soldados de Julio César. La situación para el gran general romano era crítica.

batalla de Farsalia. Ataque de Pompeyo

Figura 3. Ataque de la caballería de Pompeyo en el flanco izquierdo. Fuente: Wikimedia Commons

El contraataque de César

En ese momento, César ordenó que entrara la cuarta línea, la de reserva, en el flanco derecho, el lugar donde se estaba decidiendo la batalla. Esta cuarta línea cogió por sorpresa a la caballería pompeyana. Se comenta que esta línea había sido camuflada por la caballería de César para sorprender a los pompeyanos. Todo un éxito táctico de César.

El ataque de la infantería pesada contra la caballería fue un éxito. Gritaban asustando a los caballos y apuntaron sus pilos contra los rostros de los jinetes que, sorprendidos, no supieron que hacer. En lugar de usar la velocidad de los caballos para reagruparse y cargar, optaron por huir hacia las colinas cercanas a la llanura de Farsalia. Labieno, el general que comandaba la caballería republicana, tampoco había sabido reaccionar.

batalla de Farsalia. contraataque de César

Figura 4. Contraataque de las cohortes de reserva de César. Fuente: Wikimedia Commons

La huida de la caballería no solo afectó al discurrir en sí de la batalla, sino que también afectó a la moral pompeyana. La infantería que había salido de las posiciones de reserva, junto con la caballería cesariana que había reaparecido, masacró a los honderos y arqueros pompeyanos del flanco izquierdo.

Hacia la victoria de las tropas de Julio César

Una vez realizada la masacre, las tropas de la cuarta línea de César maniobraron para ir contra el ala izquierda de la infantería de Pompeyo, que ahora había quedado al descubierto. Pompeyo no pudo reaccionar puesto que no había previsto una línea de reserva. Por otro lado, César sí había previsto una línea de reserva, la tercera, que avanzaron, siendo una tropa de refresco para las primeras líneas de batalla.

batalla de Farsalia. Ataque final de César

Figura 5. Ataque al ala izquierda del ejército de Pompeyo. Huída de Pompeyo y de sus tropas

Las legiones romanas de Pompeyo fueron aguantando, pero los aliados de Pompeyo se retiraron y saquearon su campamento. Pero la resistencia de las tropas republicanas tenía un límite y, poco a poco, se fueron retirando.

Retirada y fin de la batalla de Farsalia

Al principio de la retirada mantuvieron la formación y se defendieron adecuadamente. Pero cuando la situación se volvía insostenible, dieron la vuelta y huyeron. Pompeyo se retiró al campamento, quedándose en estado de shock, incapaz de asumir la contundente derrota.

César, viendo la importancia de continuar, animó a sus agotadas y sedientas tropas. Él mismo en persona condujo a sus soldados hacia las fortificaciones del campamento de Pompeyo. Este se vio obligado a huir hacia Larisa. César entró en el campamento de forma victoriosa.

Pero quedaba un último empujón. Logró reunir a sus tropas y rodearon a lo que quedaba del ejército de Pompeyo, unos 20.000 hombres, que se habían refugiado en una colina cercana. Viendo el asedio tuvieron que huir a montañas cercanas, siendo perseguidos continuamente por César y sus soldados. La noche llegó y los republicanos se vieron obligados a negociar.

El día siguiente, en la mañana del 10 de agosto del 48 a.C. las legiones y los senadores que no habían podido huir se rindieron. Los soldados de las legiones fueron incorporados a partir de entonces en el ejército de Julio César.

Resultado de la batalla de Farsalia.

La batalla de Farsalia fue una gran victoria para César. El número de bajas es estimado, ya que no hay consenso entre autores. El mismo Julio César, en su libro De bello civili, habla de 15.000 soldados de Pompeyo muertos y de 24.000 prisioneros, mientras que por su parte solo fueron unos 230 hombres. Sin embargo Cayo Asinio Polión habla de 6.000 soldados republicanos y de 1.200 soldados cesarianos muertos.

El triste final de Pompeyo Magno

Tras la derrota en la batalla de Farsalia, Pompeyo Magno se vio obligado a huir. Tras mediar ir hacia Asia, se dirigió hacia Egipto, ya que allí se encontraban legionarios veteranos que habían ayudado a Ptolomeo XII años antes. Pero Egipto no se encontraba en paz. En el año 48 a.C. había una lucha dinástica entre Ptolomeo XIII y su hermana Cleopatra VII. En esta situación, Pompeyo no se vio beneficiado, ya que Pompeyo quería pedir la ayuda del joven Ptolomeo XIII.

huída de pompeyo de Jean Fouquet

Figura 6. Huída de Pompeyo de la batalla de Farsalia. Autor: Jean Fouquet. Fuente: Wikimedia Commons

Los consejeros de Ptolomeo XIII decidieron asesinarle. Si acogían al romano corrían el peligro de que se hiciera con el poder y de convertirse en enemigos de Julio César. El 28 de septiembre del 48 a.C. fue asesinado en una barca cuando era llevado a tierra firme. Le cortaron la cabeza y le quitaron su sello para ofrecérselo a Julio César. El enemigo de César perdió la vida de forma traicionera. La república romana había perdido a su mayor general.

Mientras tanto, César había partido a Egipto persiguiendo a Pompeyo. Desembarcó en Alejandría el 2 de octubre. Allí le ofrecieron la cabeza de su enemigo.

La Guerra civil tras Farsalia

Tras la batalla de Farsalia la Guerra Civil parecía que se decantaba del lado de Julio César. Pero todavía no tenía el control en todos los territorios de Roma. La guerra continuó.

Tras su llegada a Egipto Julio César se vio envuelto en las luchas dinásticas entre Ptolomeo XIII y su hermana Cleopatra VII. Allí se alío, y se convirtió en amante, de Cleopatra. Derrotó a Ptolomeo XIII y puso a Cleopatra en el poder. Poco después nació un hijo de César y Cleopatra: Ptolomeo XV Cesarión. Posteriormente, César se dirigió a Siria y derrotó a Farnaces en Zela en el verano de 47 a.C. Como consecuencia, César, y Roma, afianzó su poder en Oriente.

Los problemas en el occidente romano provocaron que César volviera a Italia. Una vez allí restauró el orden y tuvo que aplacar los ánimos de las legiones. En el 46 a.C. se le nombró dictador y cónsul por diez años, lo que afianzó aún más su poder.

Para finalizar la guerra, César tuvo que ir a la provincia de África. El 6 de febrero de 46 a.C. ganó en la batalla de Tapso, centro importante de los republicanos. Fue derrotando poco a poco a las tropas pompeyanas, provocando el suicidio de líderes como Escipión, Juba y Catón.

Tras la victoria en África tuvo que ir a Hispania, donde se refugiaron las últimas tropas pompeyanas dirigidas por Labieno y por Sexo Pompeyo. En Hispania Julio César los derrotó definitivamente en la batalla de Munda. La guerra civil concluía. César era el hombre más poderoso de Roma.

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Conclusión

La batalla de Farsalia fue quizás la batalla más importante de la Segunda Guerra Civil de Roma que enfrentó a los dos grandes generales de su generación: Cayo Julio César y Cneo Pompeyo Magno.

La victoria de Farsalia significó vía libre para que César ganara la guerra civil y se quedara con el poder absoluto de Roma, una vez derrotado su gran rival. Tras la guerra civil la República vivió sus últimos días. Décadas después, Octavio Augusto, que recogió los ideales de César, sería el primer emperador del Imperio Romano.

Bibliografía

BARCELÓ, P. 2014. Breve historia de Grecia y Roma. Alianza. Madrid

BEARD, M. 2016. SPQR Una Historia de la Antigua Roma. Ed. Crítica. Barcelona

CONOLLY, P. 2018. La guerra en Grecia y Roma. Desperta Ferro. Madrid.

GOLDSWORTHY. A. 2010. En el nombre de Roma: los hombres que forjaron el imperio. Booket. Barcelona.

LAGO, J.I. 2016. La batalla de Farsalia. Almena ediciones. Madrid.

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Jose Palanca

La Crisis de la Historia es una revista digital de historia. Se intentará demostrar que no hay una crisis de la historia. Todo lo contrario, existen nuevas visiones de la historia que mejoran la comprensión del pasado de la humanidad y ayudan a entender el presente. Espero que te haya gustado, comenta el artículo, compártelo en las redes sociales y suscríbete para recibir noticias cuando hayan nuevas publicaciones. Muchas gracias

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