Las uniones de Arrás y de Utrech fueron dos acuerdos, firmados de forma independiente, que tuvieron lugar a finales del siglo XVI en el marco de las relaciones entre la monarquía española y los territorios de los Países Bajos. En esta entrada se tratará de explicar cuál fue el origen de estas dos uniones, cuando se originaron y qué consecuencias trajeron.
Origen de las uniones de Arrás y Utrech
Las uniones de Arrás y Utrech tienen su origen en las revueltas producidas en los Países Bajos a partir del año 1559. Estas revueltas se produjeron como consecuencia de diversos cambios introducidos por Felipe II que afectaban tanto al campo político como al religioso. Las continuas rebeliones existentes en los países bajos llevaron a intentar una línea conciliadora tras la destitución del duque de Alba en 1576, el cual había mantenido una línea militar. Fruto del intento de esa línea conciliadora, en 1578 es nombrado gobernador de los Países Bajos Alejandro de Farnesio, tras la muerte de su antecesor Juan de Austria a causa del tifus.
La Unión de Arrás
Alejandro de Farnesio, gracias a sus dotes diplomáticas, al apoyo del monarca Felipe II y a la mayor disponibilidad del numerario, atrajo a la causa de la corona hispánica a la nobleza Valona y al influyente clero del Sur, los cuales veían con desasosiego la expansión del espíritu democratizante y del calvinismo por parte de las Provincias del Norte.
Gracias a la diplomacia de Alejandro de Farnesio, los estados valones de Artois y de Henado, así como las ciudades de Douai, Lille y Orchies constituyeron en enero de 1579 la Unión de Arrás. Con ella suscribió Farnesio el tratado de Arrás (en mayo de 1579).
En este tratado, a cambio de la garantía de sus libertades y de la retirada de tropas españolas, los unionistas se comprometían a reconocer a Felipe II y a mantener la religión católica. De igual modo, se llegaba al acuerdo que la organización del Consejo de Estado se efectuaría del mismo modo en el que lo estuvo en el reinado de Carlos V y que los privilegios vigentes antes de la rebelión se debían volver a instaurar.
Sin embargo, hubieron provincias que no firmaron. Algunas de ellas formarían la Unión de Utrech. Otras favorecieron la paz pero no firmaron ninguna paz. Estas provincias fueron el condado de Namur, el condado de Luxemburgo y el ducado de Limburgo.
La Unión de Utrech
Respuesta a la Unión de Arrás fue la Unión de Utrech, acuerdo firmado en enero de 1579. En esta unión estaban integradas las siete provincias septentrionales, encabezadas por Holanda y Zelanda. El documento recogía el derecho de cada provincia a mantener sus tradiciones, la unión militar de todas ellas y la libertad de culto religioso. No obstante, aunque todavía se reconocía a la corona española como gobernante de las provincias, el acuerdo deterioró mucho las relaciones con el rey.
Aunque este acuerdo se firmó en enero de 1579, en años posteriores se unieron más provincias. Las provincias que en el año 1581 habían firmado el acuerdo habían sido las siguientes:
- El condado de Holanda.
- El condado de Zelanda.
- El obispado de Utrecht.
- El ducado de Güeldres.
- La provincia de Groninga.
- La provincia de Friesland.
- El condado de Drente.
- La provincia de Overijssel.
- El ducado de Brabante.
- Las ciudades de Tournai y Valenciennes.
Consecuencias de las uniones de Arrás y Utrech
Estas dos formaciones contribuyeron a clarificar la situación en los Países Bajos, aunque entre ambas uniones existían zonas sin decantarse por uno u otro. La Unión de Utrech, de mayoría protestante, se enfrentaba a la Unión de Arrás, de mayoría católica. Con ello, la confrontación política adquiría mayor tinte religioso de años anteriores. Se prefiguraban, además, con estas uniones las futuras Holanda y Bélgica.
Así, a partir de 1579, la rebelión de los Países Bajos se articuló sobre nuevos supuestos. Escindido el territorio en dos bloques, las acciones bélicas se centraron entre Flandes y Brabante, es decir, entre los del Norte y los del Sur. Esta situación llevó a que las provincias del Norte firmaran el Acta de Abjuración, firmada el 26 de julio de 1581, siendo la declaración de independencia formal de las provincias del Norte de su obediencia al rey Felipe II. Se configuraban así dos territorios diferenciados que se enfrentarían entre sí en las décadas siguientes y que solamente tendría fin tras la Paz de Westfalia en 1648.
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Jose Palanca
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