La comprensión de un periodo determinado de la historia no solamente viene por el estudio y análisis de los acontecimientos políticos. Hay que estudiar también la sociedad, las corrientes de pensamiento,… Ya se vio en la entrada la sociedad estamental la división en estamentos de la sociedad. En la entrada actual se añade otra visión más de esta sociedad a partir de la explicación desde otro punto de vista: la vida entorno a la religión. Una sociedad de Europa durante la Edad Moderna cuya vida se encontraba altamente sacralizada.
¿Qué significa «sociedad sacralizada»?
Pero, ¿qué significa exactamente una sociedad sacralizada? La sacralización es la subordinación de la vida terrena, con todos sus valores y desvalores, a la vida que se creía eterna y duradera para siempre. Una vida eterna relacionada con el cristianismo y la creencia de una existencia más allá de la muerte. La inexistencia de barreras entre lo natural y sobrenatural convivían y se intercomunicaban, como si de un mismo universo se tratase.
La sociedad en la Edad Moderna era un mundo intensamente sacralizado. La incredulidad era prácticamente inexistente. La existencia estaba pautada por la religión durante toda la vida. Los diversos momentos del día eran marcados por el sonido de las campanas de la Iglesia. Las numerosas fiestas respondían fielmente al santoral. Muchos de los contratos y escrituras especificaban sus plazos aludiendo a festividades religiosas.
La gran mayoría de la masa analfabeta apenas recibía otra instrucción y otras consignas que a través de la predicación y la confesión. La omnipresencia de la muerte y el temor al castigo eran los mejores aliados de una Iglesia institucional que había ido acumulando por ello un enorme poder y riqueza, permanentemente incrementada con donaciones, especialmente en los testamentos.
Características básicas de la sociedad sacralizada
Las características básicas de la sociedad sacralizada son las siguientes:
- Una existencia sacralizada: nacer para salvarse.
- Una percepción del tiempo relacionado con la religión.
- Trabajo y enfermedad relacionado con lo sagrado y lo religioso.
- Pensamiento continuo en la muerte y el más allá.
La existencia sacralizada: nacer para salvarse
La existencia sacralizada era nacer para salvarse. Desde el nacimiento hasta la muerte, e incluso más allá de ella, la existencia disponía de un sistema basado en lo sagrado. El matrimonio, fuera católico o protestante, no se contraía por amor, y su función básica era la reproducción. Si no existía el amor matrimonial, el amor paternal a la infancia no era excesivo, teniendo en cuenta la excesiva mortalidad infantil que explica la familiaridad de las familias con las muertes de los niños. El bautismo se siguió viendo como garantía de salvación. El objetivo era ir al Cielo una vez llegada la muerte y evitar ir al Infierno.
La percepción del tiempo
El tiempo, se medía y se databa, por ciclos litúrgicos, por advocaciones del santoral. El tiempo anual se percibía por la derrota del adviento, de la Navidad, la pascua de resurrección, de la cuaresma y por la semana santa. El calendario multiplicó los días festivos y las ciudades van tomando identidad colectiva que les proporcionaban sus santos, los gremios tuvieron sus patronos….
El espacio estaba marcado y referenciado por iglesias, el nomenclátor de calles y plazas, orientados siempre hacia denominaciones eclesiásticas. Asimismo, había arraigadas creencias de la presencia de demonios, de brujas y en poderes sobrehumanos para crear el mal.
Los trabajos y la enfermedad
Las actividades laborales se consideraban protegidas por lo sobrenatural. Había una vinculación de la labor agrícola y la protección celestial puesto que del cielo dependía la mala o buena cosecha. Por otro lado, los gremios artesanales se disputaban la protección de los santos, formándose un entramado gremio-cofradía-protector.
Por otro lado, en la medicina, la sociedad estaba acostumbrada a estar enferma, a causa de enfermedades como la peste, la viruela,… que provoca muertes y secuelas en la población, sin que la medicina no acabara de solucionarlo. Ante este panorama, la gente sacralizada fue mucho más valorada que los médicos, por lo que la gente se encomendaba a los santos para la cura de enfermedades.
La muerte y el más allá.
El sistema de protecciones se dirigía al momento de la muerte, incierta y segura, porque en el Antiguo régimen era la muerte la protagonista de la vida. Estos comportamientos de religiosidad popular eran coherentes con la realidad de la convivencia humana con el más allá, estableciendo una especie de intercambio de seguridad y asistencia que no se cortaba con la muerte. La gente buscaba encontrar el cielo tras la muerte, para evitar los sufrimientos del infierno y el purgatorio. A través de las misas, e incluso de indulgencias en especie, se buscaba el perdón de la iglesia y de Dios.
Conclusión
La sociedad durante la Edad Moderna estaba totalmente sacralizada. Gran parte de la vida cotidiana giraba alrededor de la religión y de lo sagrado. La Iglesia tenía un papel importante en la vida de las personas. La gran mayoría de la población de la edad moderna pertenecía al estamento social más bajo, el pueblo llano, que en gran parte era analfabeta.
Las costumbres eran difíciles de cambiar y desde hacía siglos se había impuesto un modo de vida donde la religión y lo sagrado tenía un papel importante. Un modo de vida difícil de cambiar y que no cambió hasta las revoluciones liberales y la revolución industrial. Aunque no se pudo eliminar del todo ya que en muchas sociedades actuales, sobre todo rurales, pervive ese modo de vida donde lo sagrado y la religión tiene todavía mucha presencia.
Bibliografía
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Benassar, B y otros. 2005. Historia moderna. Madrid. Akal.
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Ribot García, L. 2018. La Edad Moderna (siglos XV-XVII). Madrid. Marcial Pons.
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Jose Palanca
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