El Tercer Estado era el estamento de la sociedad española del siglo XVI que no gozaba de privilegios. El Tercer Estado en España en el siglo XVI estaba formado por la mayoría de la sociedad española. Ellos eran los que se dedicaban a trabajar y a sostener económicamente el Estado, según la idea de la sociedad estamental que se mantenía durante la Edad Moderna. Dentro de este Tercer Estado existían muchas diferencias, tanto económicas como sociales. Encontramos tanto campesinos terratenientes, jornaleros, como profesionales libres o comerciantes. En esta entrada se intentará explicar de forma resumida las características principales de este estamento.
Características del Tercer Estado en España en el siglo XVI
El Tercer Estado o Estado Llano era aquel que según la sociedad estamental se encargaba de trabajar y pagar impuestos. A este estamento pertenecía la mayor parte de la población española del siglo XVI. La característica principal de este estamento era la obligación de pagar impuestos, incluyendo también los del estamento eclesiástico.
Dentro del Tercer Estado de España en el siglo XVI distinguiré tres grupos: el campesinado, el artesanado y la burguesía. El primer grupo vivía en las zonas rurales, mientras que los últimos dos grupos vivían normalmente en las ciudades, por lo que tenían diferencias entre sí que se han de explicar.
El campesinado
El campesinado era la base de la sociedad española del siglo XVI. Aproximadamente un 80 % de la población formaba parte de las comunidades campesinas. Estos campesinos eran pecheros, es decir, pagaban impuestos. La función de los campesinos era, además de atender a sus propias necesidades, la de producir excedentes que permitieran el pago de impuestos a la Corona.
Estos impuestos se realizaban a través de distintos métodos: rentas de la tierra, diezmos, servicios ordinarios, servicios extraordinarios, tributos y otras contribuciones. Los destinatarios eran los terratenientes, la iglesia y el Estado. De esta forma cumplían con su función de sustentar a la sociedad estamental mediante su trabajo. Eran, pues, la base del sistema fiscal del Estado.
Diferencias dentro del campesinado
Dentro del campesinado existían diferencias jurídicas y económicas.
En el terreno jurídico la mayor parte de campesinos eran pecheros, aunque nos podemos encontrar con algún campesino de origen hidalgo. No obstante, la mayor diferencia estaba en su adscripción jurisdiccional, perteneciendo a un señorío, a un realengo o a terreno eclesiástico.

Figura 1. Las espigadoras, de Jean-François Millet. Ejemplo de campesinado. Fuente: Wikimedia Commons
En el terreno económico es donde estaban las mayores diferencias. Existían labradores ricos y hacendados, que podían llegar a mantener fortunas considerables. Obtenían grandes excedentes, con los que podían especular precios a la hora de la venta. Se les conocía con el nombre de «poderosos».
Sin embargo, había un gran número de campesinos de clase media y baja. Entre los campesinos de nivel medio habían cultivadores o dueños de explotaciones, aunque sin el nivel económico de los poderosos ya que su acumulación de excedentes era menor, llegando incluso a no poder superar campañas agrícolas adversas.
Finalmente tenemos un campesinado de clase baja. Era un grupo numeroso. Eran pobres. Muchos de ellos no poseían tierra, por lo que tenían que trabajar como jornaleros, arrendatarios o criados. Solían estar afectados por las crisis económicas, agrícolas y el hambre. Los elevados impuestos que se implantaban a consecuencias de las guerras y las malas cosechas llevaron a la pobreza y despoblación de algunas zonas rurales y a la emigración.
Análisis territorial del campesinado
La población campesina variaba según regiones de los territorios peninsulares de la monarquía hispánica:
– En Castilla estaba extendido el régimen de arrendamiento, sobre todo en el centro y en el sur. Sobre todo se arrendaban territorios de la alta nobleza territorial y de las instituciones eclesiásticas. El arrendamiento se pagaba usualmente en especie, con proporciones variables según los contratos acordados, incluso con variación de porcentaje dependiendo del cultivo explotado. Estos arrendamientos podían ser temporales o vitalicios.
– En Galicia predominaba el contrato de foros. Se realizaron mediante concesiones de los grandes monasterios de la región durante la primera mitad del siglo XVI con el objetivo del cultivo de nuevas tierras. Cuando el espacio agrario ya se había ocupado casi por completo las condiciones se endurecieron, perjudicando a los campesinos. No obstante, el contrato del foro representaba en general una renta baja para el campesino.
– En la Corona de Aragón predominaba la enfiteusis, por el cual los señores cedían tierras por el sistema del establiment o enfiteusis a través del pago de cánones. El pago era un censo en especie, de tipo variable.
El artesanado
Eran aquellas personas que vivían en zonas urbanas y trabajaban en oficios artesanales, entre los que predominaban el calzado, la construcción y la confección. La mayoría de artesanos pertenecían a clase baja y media, dependiendo mucho de las ventas dentro de la coyuntura económica existente. Era un oficio de trabajo con las manos, por lo que una parte de la población, generalmente los estamentos privilegiados, no veían con buenos ojos estos oficios.
Los artesanos se agruparon profesionalmente en gremios, cuyo origen estaba en la Edad Media. Proliferaron mucho a lo largo del siglo XVI. Su función no era solamente servir como asociación de pequeños artesanos por motivos económicos, sino que tenían también una función social y religiosa, cuyos ecos aún se conservan en la actualidad, como por ejemplo en el caso de cofradías de pescadores.

Figura 2. Panel de azulejos con gremios profesionales. Museos de Arte de BarcelonaFuente: Wikimedia Commons
Pero los gremios no se llamaban con ese nombre en la Edad Moderna. Se empleaban otros términos como «oficios» en la corona de Castilla y «cofradías» en Cataluña y el Reino de Valencia. Con estas denominaciones se proyectaba el nombre de la asociación, sus orígenes y su vinculación religiosa, a la cual solían estar muy ligadas.
La burguesía
La burguesía tiene su origen en la «resurrección» de las ciudades en la Edad Media. Su propio nombre indica su origen burgués, es decir, que vivían en el burgo, en las ciudades. Las actividades principales eran el comercio, las finanzas y una escasa actividad industrial. La burguesía española del siglo XVI estuvo en expansión durante dicho siglo, en paralelo con la expansión demográfica, el crecimiento de las ciudades y el incremento del comercio nacional e internacional.
Muchas actividades económicas de la burguesía estaba relacionada con el comercio y la banca, ejerciendo una especulación financiera que no entraba dentro de los ciclos productivos del resto de la población. Incluso llegaron a especular con la subida de precios de alimentos básicos como los cereales y el préstamo a campesinos. Por ello no eran bien vistos por buena parte de la población.
Este sentimiento social de rechazo provocó que no hubiera una clase media sólida en la España del siglo XVI, lo que influyó en la desigualdad social y en el deseo por parte de la burguesía de pertenecer al estamento nobiliario.
El ascenso social de la burguesía
Además, gracias a esta especulación, la rica burguesía mercantil consiguió adquirir tierras, rentas y jurisdicciones. El objetivo era diversificar sus inversiones para poder ascender socialmente y llegar a conseguir el estamento nobiliario, en el cual la riqueza y la posesión de tierra era casi requisitos imprescindible.
¿Cómo llegó a ascender la burguesía? La situación de la Hacienda durante el siglo XVI fue en ocasiones crítica, habiendo diversas bancarrotas. Para aliviar esta situación se vendieron privilegios, sobre todo hidalguías, a la rica burguesía mercantil, que llena de riqueza deseaba obtener los privilegios del estamento nobiliario. A esta nueva nobleza se le llamó nobleza adquirida.
Por otro lado, también fueron concedidas licencias para la fundación de mayorazgos, con lo que la burguesía conseguía, al igual que la nobleza, que las propiedades adquiridas permanecieran en manos de la familia.
Pero esa aspiración a la nobleza llevaba a que se despreciara la actividad comercial conforme se avanzaba socialmente. Como consecuencia de ese abandono de la actividad comercial por parte de los burgueses españoles que pretendían entrar en la nobleza llegaron comerciantes y financieros extranjeros. Franceses, flamencos y genoveses, sobre todo, fueron los que llegaron a España para ejercer esa tarea.
Diferencias territoriales
Dentro de la burguesía también existían diferencias regionales, al igual que pasaba con el campesinado:
– En la zona norte de Castilla, sobre todo en las ciudades de Burgos y Valladolid. Aquí la burguesía destacó por su actividad financiera y comercial, en relación con el comercio de la lana. Algunos burguesas acabaron por amasar grandes fortunas.
– En el sur de Castilla predominaba una burguesía comercial, relacionada con el comercio con las Indias. La Casa de Contratación, punto principal del comercio atlántico en el siglo XVI, estaba en la ciudad de Sevilla.
– En la corona de Aragón destacaba la burguesía de Barcelona y Valencia. Hubo en Barcelona un retroceso de la actividad comercial de la burguesía debido a su exclusión con el comercio con América y el retroceso del comercio mediterráneo oriental por el avance del imperio otomano. Por otro lado, la burguesía valenciana se centró en el comercio mediterráneo.
Las profesiones liberales
No nos debemos olvidar de aquellas personas que ejercían profesiones liberales, como juristas, letrados, médicos o profesores. El número de profesionales liberales se incrementó a lo largo del siglo XVI como consecuencia de los cambios administrativos sucedidos durante los reinados de Carlos I de España y Felipe II. Muchos provenían de las facultades de las universidades del país y acababan trabajando en los Consejos o en las instituciones de justicia de la monarquía de los Austrias. En otras ocasiones acababan formando parte de la administración municipal.
Sin embargo, hay una sombra dentro de estas profesiones liberales. Algunas de ellas, como es el caso de la profesión de médico, eran vistas con recelo como consecuencia de que en la Edad Media solía estar ejercía por judíos o por conversos de origen judío. Muchos médicos del siglo XVI veían como se les insultaba, despreciaba o se les investigaba mediante los Estatutos de Limpieza de Sangre.

Figura 4. Universidad de Alcalá de Henares. Durante el siglo XVI muchos profesionales liberales surgieron de sus aulas. Un ejemplo es el médico de Felipe II Fernando de Mena. Fuente: Wikimedia Commons
Conclusión
Como se ha podido comprobar, el Tercer Estado en España en el siglo XVI estaba formado por diversos grupos con características distintas. Existían dentro de ellos diferencias económicas y sociales importantes, destacando la diferencia campo-ciudad. En el campo destacaban los campesinos que rentaban la tierra y los jornaleros, aunque también habían campesinos ricos terratenientes, los cuales intentarán acceder al estamento nobiliario. En la ciudad estaba la burguesía, eminentemente comerciante, profesión que no gustaba de ser ejercida por la nobleza. Esta burguesía irá adquiriendo poder a lo largo de la Edad Moderna, luchando al final de ésta por unos privilegios que se les negaban. Esto se reflejará sobre todo en la Revolución Francesa de 1789.
Bibliografía
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Floristán, A. Historia Moderna Universal. Editorial Ariel. Barcelona. 2010
Floristán, A. Historia de España en la Edad Moderna. Editorial Ariel. Barcelona. 2011.
Lynch, J. Los Austrias (1516-1700) . Editorial Crítica. 2000
Ribot García, L. Historia del mundo moderno. Actas. Madrid. 2009
El Tercer Estado en España en el siglo XVI por La Crisis de la Historia se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
Jose Palanca
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