La Revolución francesa es uno de los acontecimientos más importantes de la historia contemporánea. Este hecho histórico fue vital para la conformación de los estados liberales de la época actual. En muchas ocasiones se estudian sus causas y el proceso revolucionario. Pero, ¿cuáles son las consecuencias de la revolución francesa? En este artículo te expondré las consecuencias más importantes de la Revolución francesa. Y si te quedas con ganas de más, puedes ir a echar un vistazo a mi artículo sobre los mejores libros sobre la revolución francesa.
La Revolución francesa
La Revolución francesa fue un proceso ocurrido en Francia entre los años 1789 y 1799 que provocó importantes cambios sociales, políticos y económicos no solo en dicho país, sino en el resto del mundo occidental. El inicio de la revolución tuvo lugar entre la primavera y verano de 1789, aunque la fecha señalada es el 14 de julio de 1789. Este 14 de julio sucedió la toma de la Bastilla. Todo un símbolo de el pueblo asaltando un edificio símbolo de la monarquía absolutista.
A partir de ahí pasaron 10 años en los que se sucedieron diversos periodos. Desde la revolución inicial comandada por sectores más moderados, habría un periodo del Terror a manos de los exaltados y en Directorio que intentaría moderar la Revolución. Al cabo de estos 10 años llegaría un afamado general corso, Napoleón Bonaparte. Bonaparte da un golpe de Estado en 1799 y acaba con el Directorio, dando paso a una nueva etapa en la historia de Francia.
Aunque historiográficamente se delimita el período revolucionario entre estos años 1789 y 1799, la Revolución Francesa no acaba realmente en 1799. Este período conflictivo trascendió más allá de las fechas. El mismo Napoleón trasladaría a su gobierno muchos aspectos de la revolución. En Europa las ideas revolucionarias calaron hondo. Los ideales provocaron a lo largo del siglo XIX revoluciones puntuales y cambios políticos, sociales y económicos.
Es el objetivo de este artículo: ver estas consecuencias de la revolución francesa en la historia contemporánea.
Las consecuencias de la revolución francesa
¿Cuáles fueron las consecuencias de la revolución francesa? En este apartado te voy a enumerar las principales consecuencias de la revolución francesa. Posteriormente, en apartados posteriores, desarrollaré cada una de las consecuencias. Además, para facilitar su estudio y su comprensión, he dividido las consecuencias en cuatro categorías: consecuencias políticas, consecuencias económicas, consecuencias sociales y consecuencias ideológicas.
Sin embargo, tienes que tener en cuenta que algunas de estas causas no solo quedan en una categoría, sino que repercuten en más de una. Pero he preferido enmarcar las consecuencias en categorías separadas para facilitar su comprensión y estudio.
Consecuencias políticas
En resumen las consecuencias políticas fueron:
- El fin de la monarquía absoluta en Francia y el retorno de la democracia en Europa.
- El fin del feudalismo y el inicio de un nuevo régimen.
- Nacimiento de los estados contemporáneos en Europa: regímenes constitucionales basados en la soberanía nacional.
- Surgimiento de un movimiento contrarrevolucionario.
- Cambios políticos en Francia: división departamental y unificación lingüística.
- La llegada de Napoleón al poder.
Consecuencias económicas
En resumen las consecuencias económicas fueron:
- Triunfo del capitalismo.
- Disminución de propiedades eclesiásticas en Francia en beneficio de burguesía y nobleza.
Consecuencias sociales
En resumen las consecuencias sociales fueron:
- La aparición de los derechos del hombre.
- Creación de sistemas basados en la razón.
- Nacimiento de la sociedad de clases.
- Modificación demográfica en Francia.
- Mantenimiento de la discriminación a las mujeres.
Consecuencias ideológicas
En resumen las consecuencias ideológicas fueron:
- Inspiración revolucionaria en el resto de Europa.
- Expansión del nacionalismo y de la soberanía nacional.
Si con este pequeño resumen no te has quedado satisfecho, te animo a seguir para indagar en cada consecuencia. Es algo extenso, pero merece la pena emplear unos minutos para descubrir estas consecuencias que han afectado a la formación del mundo contemporáneo.
Consecuencias políticas de la revolución francesa
El fin de la monarquía absoluta en Francia y el retorno de la democracia en Europa.
Una de las principales consecuencias políticas de la revolución francesa en Francia fue el fin de la monarquía absoluta en dicho país. Luis XVI fue el último monarca absoluto de Francia. Si bien es verdad que tras la revolución Napoleón instauró un sistema político de corte monárquico, en la práctica la monarquía absoluta característica de la Edad Moderna había desaparecido.
Volviendo a la revolución, en 1789 se creó una Asamblea constituyente. Con influencias ideológicas de la monarquía inglesa y de la república estadounidense, esta Asamblea tuvo como objetivo crear una Constitución, que llegó en 1791. A partir de este documento, el monarca ya no tenía un poder absoluto. Los ciudadanos ya no eran sus súbditos. No tenía el poder absoluto. El poder ya no le venía otorgado por Dios. A partir de entonces, el poder le era dado por los ciudadanos a través de la Constitución.
Pero Luis XVI no aceptó de buen grado el haber perdido tanto poder. Un par de años después, en 1793, fue ejecutado en la guillotina. Se daría paso a unos períodos de República antes de la llegada de Napoleón.
Años más tarde, en 1814, con la caída de Napoleón volvió la restauración borbónica a manos de Luis XVIII. Pero no pudo restaurar el absolutismo. Tuvo que aceptar algunas condiciones surgidas tras el proceso revolucionario, dando paso a una monarquía constitucional.
Una nueva democracia
Por otro lado, la revolución francesa supuso un retorno temporal de la democracia clásica. El pueblo se implicó entre 1789 y 1799 en la política del país. No obstante, esta democracia nada tendría que ver con la ateniense de la Grecia Antigua. En la Antigüedad la democracia griega sometió lo individual a lo colectivo. En cambio, en esta nueva democracia lo colectivo estaba sometido a los deseos del individuo. La nueva democracia debía garantizar la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Los ciudadanos ya no podían encargarse de forma particular del gobierno. Por eso tendrían que delegar en representantes. Se constituiría, por tanto, las bases de la democracia representativa. Democracia que forma parte de los estados liberales contemporáneos de los siglos XIX, XX y XXI.
Aunque también ha de decirse que esto no fue una novedad francesa. Esto ya se había implantado unas décadas antes en Estados Unidos, la nueva nación que surgió de las colonias británicas en América.
El fin del feudalismo y el inicio de un nuevo régimen.
Otra de las consecuencias de la revolución francesa fue la abolición del feudalismo. En la noche del 4 al 5 de agosto de 1789 la Asamblea Nacional declaró que el feudalismo quedaba abolido. Aunque el feudalismo tuvo su auge en la Edad Media, en la Edad Moderna todavía existía. Era una relación legal entre uno de los estamentos privilegiados (nobleza o clero) y sus vasallos. Como consecuencia, el vasallo veía minado sus derechos.
El fin del feudalismo significaba el fin de los privilegios del clero y de la nobleza. Ambos tendrían que pagar los mismos impuestos que el resto de ciudadanos. Estos tampoco tenían que pagar impuestos específicos como el diezmo de la iglesia. A partir de entonces, el estado centralizaría todo este sistema impositivo y sería el encargado de gestionarlos.
La abolición del feudalismo tiene una gran carga simbólica. El final del sistema feudal significaba la puesta en marcha de la libertad y la igualdad. Libertad para no tener las cargas feudales de los vasallos respecto sus señores. Igualdad de todos ante la ley. Y la fraternidad de que todos debían contribuir económicamente hablando al Estado.
El Nuevo Régimen
El final del feudalismo suponía el fin del Antiguo Régimen. Este Antiguo Régimen, basado en la monarquía absoluta y en los privilegios de los dos primeros estamentos, había llegado a su fin.
El Nuevo Régimen vendría dado por un sistema republicano. Pero con esto no quiero decir que su forma de gobierno deba ser una república. Con sistema republicano me refiero a que el Nuevo Régimen tendría un sistema constitucional basado en la división de poderes y democracia representativa. Un Nuevo Régimen que continúa en los estados democráticos actuales.
Nacimiento de los estados contemporáneos en Europa: regímenes constitucionales basados en la soberanía nacional.
Ya te he avanzado anteriormente esta consecuencia de las revoluciones de finales del siglo XVIII. Y no es otra que el nacimiento de los estados contemporáneos en Europa. Nuevos estados que serán distintos a los estados modernos que se formaron entre los siglos XV y XVI. Estos estados modernos se habían caracterizado por una centralización del poder en el monarca, el cual gobierna en un territorio con afinidades geográficas, culturales o históricas.
Por contra, en los estados contemporáneos el monarca ya no tendrá poder absoluto, como se ha dicho anteriormente. Se formarán en Europa a lo largo de los siglos XIX y XX estados basados en el ideal republicano. La forma política de este ideal republicano sería principalmente la república y la monarquía constitucional. Pero lo común en estas formas de gobierno era la existencia de una Constitución que garantizaba los Derechos Básicos del ciudadano y que permitía un sistema democrático de gobierno.
Este sistema democrático se basó en la soberanía nacional en manos de los ciudadanos. Estos, a través del sufragio, elegían a sus representantes en los Parlamentos nacionales. En el Parlamento era donde se votaban las leyes y los presupuestos de toda la nación. Además, la Constitución garantizaba de forma teórica la independencia de los poderes ejecutivos, legislativos y judicial según las doctrinas del ilustrado Montesquieu.
Estas bases democráticas tuvieron gran calado en Europa. Son las bases de los estados liberales contemporáneos de los siglos XIX, XX y XXI.
Los nuevos estados contemporáneos en Europa
A lo largo del siglo XIX estas ideas revolucionarias se implantarían en diversos estados de Europa. Todo ello también ocurrió con la ayuda de las guerras Napoleónicas, que crearon nuevos estados en Europa basados en el Nuevo Régimen. Y también por la expansión de ideas a través de las personas y de los libros.
Pero la expansión en Europa fue desigual. Mientras que en países como Bélgica, Suecia, Dinamarca, Suiza y Gran Bretaña las ideas permitieron cambios, en otros países los cambios llegaron en el siglo XX. Es el caso del imperio Austrohúngaro, el imperio otomano o la Rusia zarista. En este último caso tuvo que llegar la revolución rusa para poner fin al Antiguo Régimen en ese país.
Por otro lado, en España las ideas liberales provocarían enfrentamientos como las guerras carlistas, aunque al final del siglo XIX se habían asentados las bases de las monarquías constituyentes. Y en la península itálica y el centro de Europa, estos nacionalismos provocaron el surgimiento de nuevos estados: Italia y Alemania.
Surgimiento de un movimiento contrarrevolucionario.
Otra de las consecuencias de la revolución francesa fue el surgimiento de un movimiento contrarrevolucionario de corte conservador. Fue promovido por las monarquías europeas que veían con temor la propagación de estas ideas revolucionarias que menoscababan el poder absoluto del rey.
Durante el proceso revolucionario surgieron coaliciones de estados como el imperio Austrohúngaro, los reinos de Portugal, Nápoles, Cerdeña, España, Prusia, Reino Unido, … que tenían como fin derrotar a los revolucionarios e implantar de nuevo la monarquía en Francia. En definitiva, en Europa, para los estamentos privilegiados, todos eran enemigos hasta que veían peligrar su cuota de poder.
Posteriormente, con las guerras Napoleónicas estas coaliciones permanecerán, aunque cambiando en ocasiones los estados implicados.
La Santa Alianza
Pero será tras 1815 cuando tuvo lugar la Santa Alianza en la que Austria, Rusia y Prusia pretendían luchar juntos contra los nuevos ideales. El objetivo era tener una nación cristiana bajo un único soberano, Dios. En la práctica significaba «salvar sus culos». Me explico. En la práctica significaba luchar juntos contra los nuevos ideales que proponían soberanía nacional, constitución, igualdad y libertad. Porque si eso se aplicaba los monarcas, los nobles y el clero perdían poder. Era la contrarrevolución.
La derrota de los contrarrevolucionarios
Pero este movimiento no pudo conseguir sus objetivos. A lo largo del siglo XIX, en muchos estados europeos se implantaron monarquías constitucionales. Es el caso, por ejemplo, de Francia y Bélgica. Además, en países donde existía represión, surgieron nuevas revoluciones, como las de 1830 y 1848. En España incluso hubieron diversas guerras civiles entre conservadores y liberales. Pero al final la contrarrevolución perdió. En los siglos XIX y XX acabarían ganando las ideas revolucionarias y se generalizarían en Europa los estados contemporáneos del nuevo régimen.
Cambios políticos en Francia: división departamental y unificación lingüística
La creación de 83 departamentos
Aunque dentro del estado francés hubieron diversos cambios políticos, voy a destacar la división en departamentos del Estado. Quizás te parezca algo banal. Pero en absoluto lo es. El 4 de marzo de 1790 se hacía efectiva la división departamental de Francia. Se creaban 83 nuevos departamentos a los que pusieron nombres relacionados principalmente con la geografía. Cada uno de los departamentos tendría las mismas leyes. Se eliminaban fueros y leyes regionales. La antigua división basada en territorios medievales y de corte aristocrático desaparecía.
Esta reorganización era una forma de dar una base administrativa y política al Nuevo Régimen. Haciendo desaparecer algunos territorios con vestigios feudales se daba a entender que el Antiguo Régimen había muerto y se había creado uno nuevo. Se eliminaban las viejas Asambleas y Cortes de determinados territorios. A partir de ahora todos los ciudadanos se regían por la misma ley. Por eso, tener un mayor privilegio por haber nacido en una provincia u otra desapareció con la revolución.
Finalmente, para que un territorio no tuviera más privilegios respecto otros, estos fueron creados intentando que su extensión geográfica fuera de dimensiones parecidas.
La unificación lingüística.
La unidad nacional tuvo repercusión también en la imposición del francés como lengua oficial para todo el estado. En el siglo XVIII en Francia aún existían diversas lenguas según el territorio en el cual te encontrabas: desde el vascuence, el catalán y el occitano en el sur hasta el bretón y el flamenco en el norte. Esto hacía que franceses no se llegaran a entender entre sí.
Pero con los ideales revolucionarios, en París se proclamó que el francés era la lengua de la libertad. Era la lengua del estado. Las lenguas minoritarias formaban parte del Antiguo Régimen. Por tanto, todos debían hablar francés. Esto tuvo una gran repercusión porque esta unificación de la lengua provocó que décadas después el sentimiento nacionalista francés creciera. La lengua se empleó como elemento unificador del país. Francia salía fortalecida como Nación-Estado
El ascenso de Napoleón Bonaparte
La Revolución Francesa también provocó algo que hace décadas habría sido considerado como imposible: la llegada al poder de un general del ejército de un miembro de la nobleza local de una isla como Córcega, que hasta poco estaba en el ámbito político italiano.
El 18 de Brumario de 1799 (9 de diciembre de 1799) el prestigioso general corso Napoleón Bonaparte dio un golpe de Estado que derribó el Directorio. Con esto se ponía fin oficialmente a la revolución. A partir de entonces Napoleón iría adquiriendo cada vez más poder para acabar proclamándose él mismo emperador.
Pero su ascenso al poder fue muy importante. Con las Guerras Napoleónicas se expandieron los ideales de la Revolución Francesa. A pesar de la derrota definitiva de Napoleón en 1815, Francia consiguió que su Nuevo Régimen surgido a finales del siglo XVIII se impusiera en parte de Europa.
Consecuencias económicas de la revolución francesa
Triunfo del capitalismo.
Otra de las consecuencias de la revolución francesa fue el impulso que dio esta al triunfo del capitalismo. Existen evidencias de que la revolución creó los fundamentos institucionales sobre los que se desarrolló el sistema capitalista. A partir del año 1789 hubo unos cambios institucionales, legales y sociales que hicieron que prosperara la industria surgida de la revolución industrial.
El liberalismo no solo fue social. También fue económica. Tras la Revolución se instauró la ley de libre empresa y de libre comercia. Era la aplicación de la famosa frase laissez faire, laissez passer, la cual significa literalmente «dejen hacer, dejen pasar». Esto suponía una menor injerencia gubernamental en asuntos económicos, existiendo a partir de entonces mayor libertad para fabricar y comerciar. El Estado solo regulaba unas cuestiones básicas para facilitar la economía.
Esto facilitó a los agricultores, fabricantes y comerciantes la dedicación a la economía de mercado sin pensar en las diversas trabas económicas y burocráticas del Antiguo Régimen. La supresión de aduanas dentro del estado francés y la existencia de un único Código Legal en lugar de centenares ayudó mucho a la expansión del sistema económico capitalista.
Disminución de propiedades eclesiásticas en Francia en beneficio de burguesía y nobleza
En los años de la Revolución se procedió a desamortizar los bienes de la Iglesia en Francia. La Iglesia perdió gran parte de sus propiedades. Pero esto no repercutió, como pudiera parecer, en beneficio del Estado o del ciudadano. Los grandes beneficiados fueron la nobleza y la burguesía adinerada. Estos eran los que pudieron comprar las tierras que eran puestas en venta por el estado. Los pequeños campesinos no tenían dinero para comprar estas propiedades.
Así que muchos de esos campesinos siguieron haciendo el mismo trabajo y pagando rentas de alquiler de tierras. Se habían eliminado derechos feudales y tasas como las de aduanas o de uso de molinos o puentes. Pero el pequeño campesino tenía que seguir pagando rentas de alquilar y nuevos impuestos estatales que se crearon para mantener a la nueva nación.
Consecuencias sociales de la revolución francesa
La aparición de los derechos del hombre
El 26 de agosto de 1789 la Asamblea Constituyente de Francia sancionó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Estos proclamaban las ideas ilustradas de «libertad, igualdad y fraternidad». Este es uno de los documentos más importantes en la historia de la humanidad. Fue una de las mejores consecuencias de la revolución francesa ya que era la base de los derechos humanos de las personas.
Este documento estableció la igualdad jurídica, el derecho a la libertad de opinión y prensa, el derecho a la seguridad, la inviolabilidad de la propiedad, etc. Proclamó el derecho del hombre sin distinción de raza, nación, tiempo o lugar. Era, pues, una declaración para toda la humanidad.
Era una auténtica revolución jurídica y legal. Fue la base del Nuevo Régimen que apareció en los estados contemporáneos. Ponía fin al rey absoluto por la gracia de Dios para dar paso a la soberanía nacional y la igualdad de todos los ciudadanos.
Prueba de esto es el primer artículo, que versa así: «Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales solo pueden fundarse en la utilidad común.»
Creación de sistemas basados en la razón
Un efecto no menos importante fue la creación de sistemas basados en la razón. Como herencia de las ideas ilustradas, dentro del ambiente revolucionario se creó un culto a la Diosa Razón. Era en verdad la instauración de una nueva religión que intentaba descristianizar a la sociedad para crear una nueva basada en la razón del hombre, poniendo a este último en el centro intelectual y espiritual. El dios cristiano fue, como consecuencia, relegado. El antropocentrismo ganaba.
Esto significaba emplear la razón para la vida política y la vida cotidiana. Un ejemplo de ello fue la implantación del sistema métrico decimal. Este se creó a partir de la definición del metro como unidad de longitud. A partir del metro se definirían las unidades de volumen, masa y superficie. Se creaba el sistema métrico decimal, que a partir de 1795 se convirtió en obligatorio en toda Francia. Era una medida unificadora, que mejoraba la vida del ciudadano y evitaba errores y divergencias comerciales. Todo un éxito.
Con las guerras napoleónicas el sistema métrico decimal se exportó a otros países. Su sencillez y facilidad de uso fue un éxito. En la actualidad es adoptado en todo el mundo como sistema oficial (a excepción de Estados Unidos, que sigue con el sistema anglosajón). La razón había triunfado sobre la tradición.
Nacimiento de la sociedad de clases.
Otra importante consecuencia social fue el nacimiento de la sociedad de clases. La abolición del feudalismo y de los privilegios de la nobleza y de la Iglesia ponía fin a la sociedad estamental. Pero el triunfo del capitalismo propició el surgimiento de la sociedad de clases.
En realidad este proceso de cambio no fue tan abrupto. A partir de la burocratización de los estados modernos, del mercantilismo, de la expansión marítima y de la revolución industrial, la burguesía fue ganando poder político y económico. Aunque la nobleza y clero tenían privilegios, una parte de la burguesía del Tercer Estado creó mucha fortuna. Pero por otro lado, dentro del Tercer Estado había mucha gente con escaso dinero y recursos. Por tanto, ya existían clases.
Mas cuando se eliminaron los privilegios legales de los estamentos solo quedó una diferencia social y económica. El dinero se convertiría en un factor determinante para dividir la sociedad. A partir de la Revolución no es habitual que los ricos, procedan de la antigua nobleza o de la burguesía, se junten con gente de bajo estatus social. La libertad e igualdad que daba el Estado de Derecho no se trasladó a todos los efectos a todos los ciudadanos. Esto creó críticas y fomentó la aparición de ideas socialistas y comunistas, las cuales a su vez proporcionaron hechos como la revolución rusa.
Modificación demográfica en Francia
Una consecuencia importante dentro de Francia fue la modificación de la demografía francesa. La Revolución supuso que la población francesa disminuyera. Hubo a la par un descenso en la natalidad y un aumento en la mortalidad. Las causas del incremento de la mortalidad fueron distintas: guerras, escasez de alimentos que provocaron épocas de hambrunas, las represiones en períodos como el Terror y epidemias. A esto se sumó la emigración de muchos franceses, sobre todo por parte de la nobleza y clero, por temor a los acontecimientos revolucionarios.
Mantenimiento de la discriminación a las mujeres
Pero no todo fueron beneficios para los ciudadanos. La mitad de la población francesa no adquirió todos los derechos surgidos de la revolución francesa. A pesar de que las mujeres había tenido un gran protagonismo durante los años iniciales, no adquirieron los mismos privilegios que los hombres. En la Declaración de Derechos del hombre y del ciudadano, así como en las Constituciones que se crearon, las mujeres no alcanzaron el mismo estatus que el hombre.
El sufragio nunca llegó a ser femenino. Solamente los hombres (y con unas determinadas condiciones socioeconómicas) podían votar. Estaban discriminadas legalmente respecto el hombre. Leyes que aparentemente hicieron avanzar los derechos de la mujer, como la Ley de divorcio de 1792, fueron modificadas por Napoleón y abolidas en 1816. A pesar de que la presencia de mujeres fue importante en la Revolución, muchos varones importantes las despreciaban y las minusvaloraban. La fraternidad de la nueva República parecía solo hecha para el sector masculino.
Pero no todo fue en balde. Olympia de Gouges redactaría en 1791 la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. Este fue el primer documento de la época moderna y contemporánea que exigía para la mujer los mismos derechos que el hombre. Pero no se tomó en cuenta. Olympia fue guillotinada en 1793. Pero sus esfuerzos no cayeron en saco roto. El texto de Olympia influiría en el feminismo del siglo XIX y en las sufragistas inglesas de inicios del siglo XX.
Consecuencias ideológicas de la revolución francesa
Inspiración revolucionaria en el resto de Europa.
La Revolución Francesa tuvo una gran importancia ideológica en la Europa de los siglos XIX y XX. El entrar dentro de la mentalidad popular puede haber sido una de las más importantes consecuencias de la revolución francesa. La Revolución fue una fuente de inspiración para otros movimientos revolucionarios del siglo XIX y para la lucha de derechos del ciudadano.
Durante los convulsos años ocurridos entre 1789 y 1799 Francia fue un semillero de distintas ideologías. Podemos encontrar ideas comunistas, monárquicas constitucionales, monárquicas absolutistas, democracia liberal, democracia social, … Se produjeron diversos debates sobre qué sistema sería mejor para el conjunto de los ciudadanos. Ideas que calarían en la sociedad europea. Muchos filósofos, políticos y economistas miraban a los años de la revolución para intentar mejorar su presente.
En el siglo XIX sucedieron diversas revoluciones. De ellas destacaría las de la lucha por la independencia de los territorios americanos de España, como el caso de México; las revoluciones de 1830 y 1848 y la Comuna de París. Todas ellas inspiradas, en mayor o menor medida, de la Revolución Francesa.
Expansión del nacionalismo y de la soberanía nacional.
Como has leído anteriormente, la importancia de Napoleón en Europa fue capital para la expansión de la revolución. Gracias a estas guerras de inicios del siglo XIX se difundió por Europa la abolición del feudalismo, la supresión del diezmo o la creación de Códigos Civiles como el Código Napoleónico de 1804.
Sin quererlo expresamente, ya que Napoleón pretendía crear una Nación de Naciones en Europa, el general francés había conseguido crear las condiciones para la expansión de los nacionalismos. Por ejemplo, al eliminar particularismos y leyes locales en los diversos estados del Sacro Imperio Romano Germánico y de la península Itálica, sentó las bases de los nacionalismos alemán e italiano que dieron paso a la creación de dos grandes naciones en Europa.
El concepto de soberanía nacional influiría en estos nacionalismos decimonónicos. El pueblo tenía el poder para decidir qué nación querían construir. A causa de afinidades lingüísticas, culturales o geográficas, entre otras, se empezó a pensar que cada nación debía formar su propio Estado. El nacionalismo tuvo tanta fuerza que llegó a unificar territorios, como en el caso de Alemania o Italia, o sacudiría a grandes estados, como el caso del Imperio austrohúngaro.
Conclusión
En este artículo te he enumerado y resumido las principales consecuencias de la revolución francesa. En mi opinión, junto con la revolución norteamericana, la Revolución Francesa fue fundamental para la formación de los estados contemporáneos. Las consecuencias ideológicas y mentales que provocó la revolución trasciende más allá de las palabras que te pueda comentar. De hecho, actualmente, en los países democráticos las ideas ilustradas y revolucionarias perviven. La lucha contra la tiranía y contra el absolutismo, la defensa de la igualdad de derechos, la búsqueda de la libertad,… es algo vivo y que se lucha por no perder.
Si lees alguno de los libros que te recomiendo en la bibliografía o cualquier otro libro que trate de la revolución francesa puedes encontrar más consecuencias. Depende del autor y de su corriente historiográfica puedes ver similitudes o divergencias con lo que yo te he contado en este artículo. Y eso es lo bueno de la historia, leer, comprobar, disentir, investigar. Te animo a que lo hagas.
Bibliografía
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Artola. M. 2005. Contemporánea: La historia desde 1776 . Madrid. Alianza.
Davies, P. 2014. La Revolución Francesa. Alianza. Madrid.
MacPhee,P. 2013. La Revolución Francesa, 1789-1799. Austral. Barcelona.
Martin, J.C. 2012. La Revolución francesa: Una nueva historia. Crítica. Barcelona.
Jose Palanca
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